jueves, 27 de mayo de 2021

Convivir con uno mismo

Convivir con uno mismo es difícil. Sí, tiene sus cosas bellas, sus ventajas y sus momentos de introspección y autoconocimiento que desembocan en cambios y avances personales. Pero es difícil la convivencia con uno mismo. A veces te levantás para encontrar que el otro no lavó ni acomodó nada de lo que usó para cocinar la noche anterior; otras veces ves que se comió eso que tenías guardado para hoy y que había prometido no tocar; una tarde volvés y ves que invitó a esa persona que dijiste que no querías ver más, pero ahí está, tomando de tu mate y comiéndose tus bizcochitos; vas a buscar plata y notás que falta bastante, seguramente dilapidada en un gasto totalmente innecesario y egoísta; desbloqueás el celular y ves que le mandó un mensaje a esa persona con la que venías manteniendo una buena conversación, mensaje que puede tirar abajo todo; fuiste al baño durante una madrugada de insomnio y, sin hablar pero mirándote directo a los ojos, te hirió de formas que jamás creíste posibles. Pero lo peor es cuando notás que el otro está distinto, distante, que te ve con otros ojos, más crueles y sin empatía, cuando parece que algo se hubiese perdido y de nada sirve intentar hablar porque sabés que no te a va escuchar, que se va a encerrar en sí mismo y que todo va a ser malos tratos. Y vos te quedás ahí, solo, medio roto, pensando que ya no sentís lo mismo que sentías antes, con esa opresión de mierda en el pecho que genera el amor no correspondido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario